Acción | Puntos de Cultura de jujuy hacen teatro contra la violencia de género

El Punto de Cultura “Movimiento de Teatro del Oprimido de Jujuy” se trasladó de San Salvador a las Yungas, donde con otro PDC, la “Comunidad Colla Guaraní Hermanos de Calilegua”, organizó un taller de teatro para concientizar y reflexionar sobre situaciones de violencia naturalizadas en la vida cotidiana.

Del taller del MTO, que comenzó a fines de octubre y se extenderá hasta el último domingo de noviembre, participan jóvenes de la escuela secundaria de la localidad de Calilegua, de la comunidad colla guaraní y mujeres de los barrios vecinos.

“Es asombroso cómo en este espacio todos se abren para compartir lo que les pasa en su día a día. Gracias a las dinámicas del taller, los participantes trabajan sobre sus propias experiencias y -a su vez- las comparten en el grupo”, desde bullying en la escuela hasta violencia de género, describe Jimena Piquez, responsable y referente del PDC de Calilegua.

Piquez explica que ésa es una de las claves de los talleres del Teatro del Oprimido: que a través del propio relato se pueda visibilizar, pensar y reflexionar sobre la situación que uno mismo está viviendo y trabajar junto al grupo una propuesta transformadora que ayude a superarla.

El taller es una herramienta de desnaturalización de la violencia en la vida cotidiana que “nos permite ver, liberarnos, sacarnos el miedo y salir adelante: si todas las mujeres nos juntamos, nos organizamos y nos contenemos, podemos dar la lucha”.

El MTO de Jujuy está conformado por estudiantes, educadores, artistas y miembros de organizaciones sociales que creen en el arte como herramienta de transformación y generan espacios de expresión, reflexión y búsqueda de alternativas a las problemáticas cotidianas, entre ellas la violencia de género.

A su vez, las actividades del PDC Comunidad Colla Guaraní Hermanos de Calilegua  incluyen el trabajo con mujeres y jóvenes en la huerta comunitaria, talleres de artesanías que les permite comercializarlas y sumar un ingreso, y de fabricación de instrumentos musicales con cañas de bambú para conectarlos con sus tradiciones culturales.

“Estamos felices con el trabajo que hacemos con el Teatro del Oprimido y lo logramos gracias a esta articulación: pudimos conocer el proyecto de otro Punto de Cultura y llegamos a otras personas que están pasando por situaciones que no se animaban a contar. Es una experiencia muy enriquecedora”, resume Piquez.

 

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